jueves, 4 de abril de 2013

Lectura para niñ@s de 1º y 2º año escolar.


Azul es el color del cielo

Adaptación del libro:
Azul es el color del cielo / Magdalena Helguera, Sebastián Santana. 3a. ed. Montevideo : Alfaguara Infantil, 2006





Las personas que vivían en Mirasuelo nunca había visto el cielo, el sol, las nubes, ni aviones porque siempre miraban hacia el piso. El cielo era blanco, el sol se había enojado y no salía porque sus rayos amarillos se perdían en la blancura del cielo y las nubes pasaban de largo buscando otros pueblos en los que mostrarse. En la Escuela, el pizarrón de color verde estaba pintado en el piso del salón. En Mirasuelo, nunca ningún niño se había subido a un árbol ni nunca ningún niño se había caído de un árbol. Pero todo cambió de golpe cuando nació Leopoldo. El mismo día en que nació miró hacia arriba, hacia las luces que había en el techo y el moño de la enfermera. Sus papás estaban tan felices con el nacimiento de su hijito que no se preocuparon por el defecto de mirar hacia arriba. Leopoldo fue creciendo y seguía mirando hacia arriba, hasta que sus padres decidieron llevarlo al médido del pueblo para saber qué enfermedad tenía. El doctor, después de examinarlo, exclamó: ¡este niño está completamente sano! No hay medicamentos para que deje de mirar hacia arriba. Cuando Leopoldo empezó la Escuela la maestra pensó que capaz que la inteligencia le pesaba en la nuca y por eso miraba hacia arriba. Un día, estando en la escuela, cuando sonó la campana del recreo, salió al medio del patio, miró hacia el cielo blanco y pensó: estoy seguro de que ahí está faltando algo. Salió del pueblo, cruzó el bosque, se hizo la noche, estaba tan cansado que quedó dormido sobre un montón de hojas secas. Al despertar, vio una enorme cara amarilla y anaranjada que se asomaba en el horizonte ¿será una caja de acuarelas?, se preguntó. El sol subía lentamente regalando tanta luz y calor que tuvo que cerrar los ojos. Y al abrirlos de nuevo, pudo ver copos de algodón blancos jugando alrededor del sol.

- ¡parecés un enanito de los cuentos!, le dijo Leopoldo a la nube
- me gustaría preguntarte cómo llevar este hermoso cielo a mi pueblo
- busca una pluma azul, le dijo bajito el copo de nieve y se fue corriendo a buscar otras nubes
- ¿que querrá decir azul? se preguntó Leopoldo. Ahora sólo falta que me conteste el árbol
- AZUL ES EL COLOR DEL CIELO
- le contestó, nomás, el árbol. Así que azul es el nombre de ese color tan lindo ¡cómo me gustaría tener un pantalón azul!

Aunque Leopoldo era un niño muy educado y estudioso, tampoco sabía qué eran las plumas, los picos ni las alas de pájaros porque en Mirasuelo no se hablaba jamás de pájaros.

A la primera flor que encontró, Leopoldo, le preguntó:
- querida flor, ¿dónde puedo encontrar una pluma?
- pregúntale a un pájaro, le contestó la flor, no ves que yo soy una flor y no tengo plumas y además apartate que estás tapándome el sol, le dijo la flor no muy amable.

Y al primer pajarito que voló sobre su cabeza, Leopoldo le preguntó:
escúchame pajarito ¿qué es una pluma?
Y el pajarito le regaló una de sus plumas azules. Leopoldo le contó su problema a su nuevo amigo y el pajarito le contestó : Pió pió (eso en el idioma de los pájaros significa “ya vuelvo”). Al poco rato el pájaro volvió encabezando una gran nube de pájaros con las alas, el lomo, el copete o el pecho azules todos dispuestos a ayudar a Leopoldo. Todos los pájaros unidos lo llevaron por los aires a su pueblo y lo bajaron en la plaza principal. Las personas salían de sus casas para ver qué sucedía y en ese momento cada pájaro se arrancó una pluma y la lanzó al viento. Las plumas revoloteaban, les hacían cosquillas y obligaron a levantar las cabezas y mirar hacia arriba y así descubrieron que si levantaban la cabeza había un mundo nuevo.

Las plumas fueron subiendo y subiendo cada vez más alto hasta que cubrieron el cielo del pueblo de un color azul intenso. Entonces el sol se puso muy contento porque ahora sí podrían verse su sonrisa y sus rayos y las nubes estaban tan felices que organizaron un desfile de espumas y copos. Era tanta la alegría del pueblo que la fiesta duró una semana y la gente durmió dos días soñando con soles, pájaros, cielos azules y estrellas. Cuando se levantaron el pueblo se llamaba miraCIELO.



Lectura para niñ@s de 3º y 4º año escolar.


Ernesto buenos días

Adaptación del libro:
Ernesto buenos días / José Campanari , Joao Vaz de Carvalho . Pontevedra : OQO, 2008



Como todos los domingos, Ernesto se levantó a media mañana y fue al patio de la casa a charlar con su abuelo.
Al rato comenzaron a llegar sus tías, tíos, primas y primos, que venían a comer.
Sentados en una mesa enorme, comieron carne asada con ensalada y ravioles con salsa de tomate, como le gustaban al abuelo.
Mientras comían el postre, Ernesto miró el reloj: estaba invitado a merendar en la casa de su amiga Enriqueta, y la cita era a las seis en punto, ni un minuto antes ni un minuto después.

Ante la sorpresa de todos, en especial del abuelo, Ernesto se retiró de la mesa.
Una hora más tarde, Ernesto volvió a aparecer en el patio, bañado, bien vestido y perfumado con aquel perfume del abuelo que le gustaba a la mamá, pronto para salir para la casa de Enriqueta.

Ernesto caminaba con el sol en la cara y el calorcito en el cuerpo.
De pronto, se levantó una suave brisa.
Ya pasará, pensó Ernesto, frotándose los brazos.
Sonrió y siguió caminando.

Enriqueta, la hermana, la madre, el padre y la abuela preparaban todo para la merienda.
Era la primera vez que Ernesto los visitaba, y estaban nerviosos.

El viento era cada vez más fuerte, y una nube dibujaba su sombra.
Una nube pasajera... ya pasará, pensó Ernesto, con piel de gallina y las manos en los bolsillos.
Sonrió y siguió caminando.

Mientras en la casa de Enriqueta preparaban la merienda.

De pronto, en mitad de la tarde, se hizo de noche. Ernesto se asustó con los truenos y los relámpagos.
Una tormenta de verano... ya pasará, pensó Ernesto, aún sabiendo que era otoño.
Sonrió y siguió caminado.

Estaba hecho una sopa.

Hacía mucho frío y granizaba.Ya pasará, pensó, no muy convencido, sacándose la camisa del pantalón para que el hielo no se le acumulara en la cintura.
Sonrió y siguió caminado.

En la casa de Enriqueta preparaban la mesa

Ernesto tenía las zapatillas tan empapadas que casi no podía mover los pies.
Ya pasará, ya pasará, repetía Ernesto, aunque no sabía cuando acabaría aquella tormenta de otoño.
Sonrió y siguió caminado.

Enriqueta, cuidando que quedara todo en orden, miraba el reloj.

Ernesto llegó a casa de su amiga, se sacudió como hacen los perros,
levantó la mano para tocar el timbre y dibujo su mejor sonrisa
En ese instante sopló una ráfaga de viento muy fuerte y muy frío.

Enriqueta muy nerviosa esperando la visita de su amigo miraba el reloj...
Cuando faltaban diez minutos para las seis, Enriqueta, preocupada, recorría la sala de un lado a otro.

A las seis menos cinco se sentaron a la mesa con los ojos clavados en el reloj.
A las seis y cinco, la hermana, la madre y el padre miraron a Enriqueta con cara de ¿dónde estará este niño?
La abuela pensaba: ¿Por qué no estamos merendando?

A las seis y diez, Enriqueta se levantó y fue a la puerta con cara de ¡en cuanto llegue, me va a oír!
Enriqueta abrió la puerta y se encontró a Ernesto con el dedo estirado para tocar el timbre y una sonrisa de oreja a oreja.

De repente empezó a gritar, desbocada:
PERO TÚ QUÉ TE CREES:
¿TEPARECEBONITOLLEGARACUALQUIERHORACUANDOSABESQUEENESTACASASEMERIENDAALASSEISENPUNTONIUNMINUTOANTESNIUNMINUTODESPUES...?

En cuanto se paró a tomar aire, notó que a Ernesto no se le movía ni un pelo.
Entonces le tocó el hombro y... ¡PLAF!

Se cayó de espaldas con el brazo levantado, como queriendo tocar el cielo, y una gran sonrisa en la cara...

Enriqueta, desesperada, volvio a gritar:
¡ERNESTO ESTÁ CONGELADO!
¡ESTÁ... CONGELADO!
¡CONGELADO!

Enriqueta y su familia siguiendo las instrucciones de la abuela, lo arrastraron a la cocina, con el secador, le pasaban aire caliente, de los pies a la cabeza.
Por fin Ernesto entró en calor y, bien seco, se puso de pie.

Con su mejor sonrisa, saludó a la abuela, a la madre, al padre y a la hermana.
Después Enriqueta y Ernesto se abrazaron.
Aquel domingo, en casa de Enriqueta merendaron a las siete en punto, ni un minuto antes ni un minuto después...







Lectura para niñ@s de 5º y 6º año escolar.


El Concejo de los ratones

Fábulas de la Fontaine / La Fontaine. 10a. ed. Barcelona : AFHA, 1979


Ocurrió una vez que en un determinado lugar había un gato tan listo y rápido que no dejaba vivir tranquilos a los ratones de toda la comarca. Día y noche les perseguía sin dejarles un instante de reposo; y los pobres animales, viendo disminuir a los suyos de forma alarmante, decidieron celebrar un concejo a fin de buscar y poner en práctica una solución para liberarse del odiado enemigo, o al menos para poder vivir en paz.
Así, pues, se reunieron en lugar seguro todos los ratones de los contornos y comenzaron a discutir una forma de no dejarse cazar más por el terrible gato. Después de muchas horas de opinar y proponer varias cosas, el jefe de todos pidió silencio y dijo que la mejor solución sería atar al cuello del felino un cascabel que sonase al caminar éste, de manera que siempre y en cualquier sitio en que se encontrasen fuesen advertidos de su presencia.
Los ratones, entusiasmados, aplaudieron esta resolución con muestras de gran satisfacción. Pero entonces su jefe les hizo otra pregunta:
-¿Y quién le pone el cascabel al gato?
Al oír esto los ratones se miraron unos a otros y comenzaron a dar excusas. Uno decía:
-No seré yo quien sea tan tonto.
Y otro:
-Yo no sabría hacerlo bien.
Y así cada uno de ellos, por turno, se desentendió del asunto, de manera que al cabo de un rato todos se fueron retirando a sus casas y el concejo se disolvió sin haber conseguido nada; porque es muy fácil proponer y decidir lo que se ha de hacer; pero lo difícil es ponerlo en práctica.






viernes, 8 de marzo de 2013



¡Hola!  te damos la bienvenida a un nuevo espacio de encuentro que iremos construyendo juntos.

Aquí encontrarás información para la escuela, el liceo y tu familia; también encontrarás juegos, adivinanzas, colmos, trabalenguas, acertijos,sugerencias de lectura, comentarios y muchas propuestas recreativas.


Para marzo te proponemos una adivinanza, un trabalenguas y una tira de Mafalda

¡¡ Qué te diviertas !!

Biblioteca "Dr. Francisco Schinca"